El estándar de edificios WELL, introducido en 2014, centra su atención en la salud y el bienestar de las personas, como evolución de estándares previos basados en la eficiencia energética, i.e. LEED y BREEAM, con los que coexiste e interactúa.

La luz y la iluminación son uno de los siete pilares/conceptos fundamentales en los que se basa WELL v1, considerando la luz como un factor crítico para la salud y el bienestar de los seres humanos. Dicho pilar/concepto consta de cuatro precondiciones (53-56) exigibles en función del tipo de proyecto, y de siete optimizaciones opcionales (57-63). Contempla tanto la iluminación eléctrica como la iluminación natural, dando una gran relevancia a esta última, y tiene en cuenta no solo los requerimientos estrictamente visuales, sino también los no visuales que afectan a nuestra fisiología y estado de ánimo, en particular los circadianos, incorporando la iluminancia “melanópica”.

En cuanto a requerimientos visuales (53), establece unos valores de iluminancia de entre 300 y 500 lux en el puesto de trabajo, con una iluminancia ambiental mínima de 215 lux, y con posibilidad de ajuste de ambas por parte de los usuarios. También se contemplan requerimientos de 215 lux en zonas de escaleras y pasillos de uso frecuente (64). Estos son valores mínimos y estarán condicionados por los requerimientos legislativos del lugar de aplicación (equivalency proposal), adaptándose a los estándares locales (localisation) en la nueva versión v2. La gestión del deslumbramiento es clave para el confort visual, y debe estar perfectamente descrito por medio de una narrativa (53), así como cumplir unos requisitos básicos tanto para la luz artificial (55, 57), como para la luz natural (56, 57). Estos aspectos visuales de la iluminación, ya se contemplan en Europa con regulaciones como la EN12464, y con la futura EN17037 (“daylight”).