Los ganadores de los Premios Lledó Arquitectura Ibérica 2018 visitan Islandia
El sesenta aniversario del Grupo Lledó fue uno de los motivos por los que arrancamos con este nuevo proyecto, un antojo que llevábamos persiguiendo mucho tiempo, pero que decidimos postergar hasta dicha fecha tan señalada en el calendario.
¿Por qué unos premios orientados a la Arquitectura?
En el diseño de la convocatoria, quisimos reflejar todo lo que Lledó puede ofrecerte: soluciones personalizadas más allá de la iluminación. Eso sí, como expertos en la materia, pensamos en marcar la diferencia constituyendo unos premios que secunden la formación y sensibilización de las aplicaciones de la luz en la Arquitectura. Seis categorías de premios, en diferentes disciplinas: “Premio de Obra Nueva”, “Premio de Rehabilitación”, “Premio de Espacio Público”, “Premio de Interiorismo”. Y otras dos inéditas en el entorno arquitectónico: “Premio a la Luz en Arquitectura” y “Premio del Público”.
En el programa se distinguen cinco fases diferenciadas, pensadas como etapas que transcurren desde el Equinoccio de otoño (fecha en la que se constituyen los premios), pasando por la intensidad del Solsticio de Invierno (apertura de la convocatoria), a caballo entre el despertar del Equinoccio de Primavera (cierre de la convocatoria), el culmen del Solsticio de Verano (publicación de los finalistas) y desembocar en la miscelánea de todas las luces que representan el Equinoccio de Otoño (ceremonia de entrega de premios)
Un jurado de reconocido prestigio, integrado por ocho profesionales en el ámbito de la arquitectura y el diseño, fueron los encargados de procesar todas las candidaturas presentadas hasta el anuncio del fallo final en Fisterra, sito del 21 al 23 de septiembre de 2018, coincidiendo con la última fase que hemos señalado en el párrafo anterior.
¿Lugar de referencia? ¿Ubicación meditada? ¿Atractivo turístico?
Elegimos celebrar la lectura de los ganadores en este enclave, aprovechando la caída del ocaso, para disfrutar la magia que brindan los colores del verano. Una cita idílica que disfrutamos organización e invitados, enmarcado en un entorno lleno de referencias galaicas.
Entre los seis ganadores del certamen, nos gustaría resaltar el proyecto del Centro de Convívio de Grándola, obra del arquitecto portugués Manuel Aires Mateus, quién consiguió alzarse con el Premio Principal de esta primera edición. La sorpresa del encuentro vino a raíz de la mención especial del Jurado a la Remodelación de la UCI del Hospital Niño Jesús de Madrid, orquestado por Elisa Valero.
Una noche de arquitectura vanguardista en el último punto de España en el que desaparece el sol, en una de las dos noches del año en la que el día y la noche tienen la misma duración, el equinoccio de otoño. De este modo, Lledó quiso mostrar la importancia de las luces y las sombras en el sector arquitectónico.
El galardón, en cada categoría, ha concluido en una visita al denominado País de la Luz, Islandia, durante el mes de mayo. Un itinerario de tres días, recorriendo la Tierra del hielo y el fuego, dónde no existe término medio entre la noche y el día según la estación en la que nos encontremos. Un país de grandes contrastes que 18 invitados, entre premiados, acompañantes y cuatro compañeros del Grupo Lledó han tenido el privilegio de disfrutar.
Envidias aparte, todos los integrantes del viaje se han sumergido en la cultura del país, en un itinerario de tres días que abarca la visita obligatoria a Reikiavik, la capital más septentrional de un Estado soberano. El segundo día de viaje comienza a una hora al norte de la capital, concretamente en Borgarfjordur, enclave de gran atractivo turístico que alberga fenómenos naturales como las aguas termales de Deildartunguhver y las Cataratas de Hraunfossar. Más al este, nuestros invitados visitaron el glaciar Langjokull, escoltados en un camión de ocho ruedas diseñado para alcanzar la zona y finalizar la jornada con una visita para conocer los entresijos del glaciar. Por aire, por tierra, incluso por mar; el último día de visita cerró la mañana con una excursión de avistamiento de ballenas, un enclave concreto dónde se pueden divisar más de veinte tipos de ballenas que acuden al Atlántico norte en esta época. Tras el almuerzo en el Hotel, el último punto de la hoja de ruta se encuentra al oeste de la capital. La Laguna Azul consiste en un lago con agua geotérmica, rica en minerales y temperatura agradablemente cálida, situada en un campo de lava negro. Como si de un spa se tratara, producto de los altos niveles naturales de sílice y minerales que otorgan a la laguna ese característico color azul, los asistentes volvieron relajados a la capital, para preparar el viaje de vuelta a casa.
Esperamos que hayáis disfrutado del viaje tanto como nosotros, un premio merecido por semejante esfuerzo y dedicación a participar en la primera edición de los Premios de Arquitectura Lledó.